domingo, 8 de noviembre de 2015

GOBIERNO DE VENUSTIANO CARANZA

VENUSTIANO CARRANZA
(1917-1920)

 
Su carrera política dio inicio cuando fue electo presidente municipal  de cuatro Ciénegas, en la época del gobierno de José maría garza galán, pero debido a su mala relación con el renuncio a su cargo. Cuando Garza Galán intento reelegirse, Carranza se revelo participando políticamente en su contra. No tomo las armas pero convenció a Porfirio Díaz  de que el movimiento no era anti porfirista. Bernardo reyes fue designado mediador, y apoyo a Venustiano Carranza  para que se reintegrara ala político. Fue así como volvió a la presidencia municipal de cuatro Ciénegas  de 1894  1998. Además, fue diputado local al congreso de Coahuila de manera interina. Se creyó que sería el próximo gobernador. Pero su participación en el movimiento reyista  le trajo oposición  de Porfirio Díaz y de los científicos. A pesar de ello, presento su candidatura independiente al gobierno de su estado, siendo derrotado por Jesús de valle.
MADERISMO
En un principio no se comprometió con francisco I. Madero, pues continuo con la esperanza de que algún día el general Bernardo reyes, quien  lo había apoyado en su lucha contra Garza Galán, regresara al país a suceder a Porfirio Díaz. Al ver que esto no sucedía, y cercanas las elecciones presidenciales, decidió adherirse al maderismo, exiliándose en san Antonio, Texas, y comprometiéndose a acudir al llamado de las armas. Aunque no llego a penetrar el estado como rebelde, designado por Francisco I. Madero como gobernador de Coahuila. Luego lo nombro secretario de guerra y marina en su gabinete provisional de ciudad Juárez, a pesar  de ser un civil. Fue ratificado  en su cargo de gobierno de Coahuila, para el que poco después fue electo.  Como gobernador de su estado, organizo fuerzas auxiliares  que impidieron el paso de los rebeldes orozquistas a Coahuila en 1912.
LA CONSTITUCION DE 1917
Una vez derrotados los ejércitos campesinos en 1915, y contenía la movilización obrera impulsada por la casa de obreros en las huelgas capitalinas en 1916, Carranza impuso la idea de convocar a un congreso constituyente, con la intensión de introducir modificaciones de la carta magna  de 1857. Con esto se trataba de dar por terminada la lucha armada, y regresar al país al orden legal bajo la dirección carrancista y la fuerza de su ejército, que se había impuesto por las armas en el país. La convocatoria se hizo en septiembre  y las sesiones se llevaron a cabo de diciembre de 1916 a fines de enero de 1917, con la exclusiva participación de legisladores que contaban con el apoyo de los militares carrancistas.
Del proyecto presentado por el presidente fueron aceptados los cambios  en cuanto a la organización política del país, que reafirmaron su carácter presidencial.
Se reafirmaron las libertades y los derechos de los ciudadanos, así como el federalismo  y los principios democráticos incluidos en 1857. Lo novedoso consistió en el reconocimiento de los derechos laborales, como la huelga y la libre organización de los trabajadores, además de regularse el trabajo asalariado al establecerse salarios mínimos y la duración de la jornada laboral; además, estableció el derecho de los ciudadanos a la educación laica, gratuita y obligatoria y, de manera sobresaliente, el principio que otorgaba a la nación el regular las características de la propiedad privada, de acuerdo con el interés de la comunidad, con lo que se recuperan los recursos naturales del país, y se anuncia la expropiación por causa de utilidad pública, que conduciría a la reforma agraria. El 1 de mayo de 1917, después de realizarse los comicios que instalaron la XXVII Legislatura  del congreso de la unión, Carranza ocupo la Presidencia de la Republica.
EL GOBIERNO  DE CARRANZA
Los ejércitos campesinos ya no representan una fuerza política: el villismo había sido derrotado en las batallas de Celaya, Trinidad (León) y Aguascalientes en 1915; mientras que el zapatismo había sido reducido a una guerra de guerrillas en zonas del estado de Morelos. Con la constitución reformada el 5 de febrero de 1917; el predominio militar y político de los carrancistas era claro, y dominaría la escena nacional hasta 1940, pero diversos cambios, productos de desgarradoras lucha intensas ente ellos mismos.
Villa después de sufrir en 1915 diversas derrotas en el Bajío, reorganizo sus tropas y trato de tomar la retaguardia carrancista en Agua Prieta, Sonora, sin embargo, fue nuevamente derrotado. A principios de 1916, en un acto desesperado, ataco al pueblo de Columbus, en Nuevo Mexico, como represalia porque los norteamericanos habían permitido el paso de las tropas carrancistas por su territorio durante los combates en Sonora.
Continuaría una de guerra de guerrillas hasta lograr una rendición honorable en1919, después de asesinato de Carranza. Retirado y dedicado a las tareas del campo en su hacienda de canutillo en chihuahua, fue asesinado a la entrada de Parra, Chihuahua, en julio de 1923, después de expresar a un periodista su simpatía por la candidatura a la presidencia de Adolfo de la huerta.
Después de la derrota del ejercito villista, la forma que encontró Carranza para acabar con el zapatismo fue planear la muerte de zapata. Fingiendo una defección del carrancismo, el coronel Jesús Guajardo logró convencer al líder suriano de asistir al banquete en su honor, en la hacienda de Chinameca, asesinándolo junto con su escolta, el 10 de abril de 1919; acción que le mereció al asesino la felicitación presidencial y su acenso a general.
Por otro parte, los desacuerdos entre los seguidores de Obregón, líder militar indiscutible, y el presidente aflora desde el primer momento, presentando el primero su renuncia a la secretaria de guerra, abandonando al ejército y trasladándose a Sonora para dedicarse a labores del campo. Estos desacuerdos era una continuación de las discrepancias que había tenido el congreso Constituyente, ante la oposición de Carranza a realizar cambios radicales en la ley fundamental del país, mientras que Obregón, Múgica y Heriberto Jara, entre otros, impulsaron las reformas sociales y el derecho de la nación a la propiedad de sus recursos naturales.
El gobierno federal se enfrentaría ahora a luchas intestinas por el poder entre los propios carrancistas, contra los múltiples caciques que la guerra había generado, además de iniciar la reconstrucción de las organizaciones sociales y políticas del país. Los problemas inmediatos de la administración carrancista fueron políticos: renovar poderes los poderes en los estados y someter a los grupos armador que había dejado la propia violencia de la guerra revolucionaria y la lucha de facciones. Muchos de los problemas se resolvieron con una rígida disciplina y la fuerza de las armas  del grupo triunfante en el Congreso y las elecciones, con lo que se renovaron poderes al gusto presidencial.
Fue muy urgente la estabilización de la moneda y el crédito, y la reconstrucción del desarrollo industrial. Las diferencias facciones, actuando como gobiernos provisionales en sus zonas de influencia, habían emitido papel moneda, llamados “bilimbiques” por la población, que tenía como único valor el de su imposición por las armas. Por medio de un decreto se adoptó para la moneda mexicana el patrón oro, asignándose al peso un valor de 75 centavos de oro.
Por otro lado se generó una difícil confrontación con los inversionistas extranjeros, ya que la Nueva Constitución afectaba seriamente sus intereses económicos, al establecer en el artículo 27 la propiedad de la nación de los recursos naturales. Situación internacional que se agravo porque, en un acto desesperado, los alemanes dirigieron un telegrama al gobierno mexicano para invitarlo a participar  en la guerra mundial como su aliado, ofrecimiento que fue rechazado por Carranza; a cambio, los alemanes ofrecían que México recuperaría los territorios perdidos en la guerra de 1847 con los norteamericanos.
Las relaciones internacionales con los países colonialistas en la guerra mundial se agravaron, ya que en septiembre de 1918, en su informe al Congreso, Carranza presento su doctrina en materia de política exterior: “todos los países son iguales y se deben respetar mutuamente sus intenciones, leyes y soberanía; ningún país debe intervenir de ninguna en los asuntos interiores de otro”. Con el objeto de revisar los daños y perjuicios causado por la revolución, creo una comisión que comenzó a funcionar en 1919; mientras que la incorporación de EUA a la primera guerra mundial permito que las presiones sobre México disminuyeran, al mismo tiempo que los norteamericanos retiraban sus tropas del norte del país, cuya intervención busca capturar a Villa, después el ataque  al pueblo de Columbus, Nuevo México en 1916.
EL MOVIMIENTO OBRERO
La vieja tradición gremial y cooperativista, propia del siglo XIX y de una sociedad artesanal, se vio transformada con la industrialización generada por la intervención extranjera durante el porfiriato. La corriente socialista más difundida en el siglo XIX fue la anarquista, sin embargo se divulgó desde los intelectuales hacia los trabajadores textiles, mineros y ferroviarios, quienes se encargaban de lanzar las grandes huelgas de 1906. Los “Clubes Liberales” opositores al porfiriato, fundados en 1900 y 1901, darían lugar a una organización anarcosindicalista el “Partido Liberal Mexicano”; que desde la prensa, y luego impulsando huelgas, buscarían combatir a la dictadura porfirista por medio legales, para acabar exiliándose sus dirigentes a EUA, ante la persecución de los agentes del gobierno. Ahí buscarían el apoyo de la organización laboral norteamericana “Industrial Workers of the World (IWW)” la IWW, para lanzar su movimientos de intersección contra el gobierno de Díaz en 1908.
Sin aceptar el maderismo, el movimiento obrero se reorganizó con “la casa del obrero mundial” a partir  de 1911; que fue disuelta por Huerta con el golpe de estado de 1913, y algunos de sus dirigentes se incorporaron a los ejércitos campesinos en lucha. Al tomar los carrancistas la ciudad de México, en agosto de 1915, establecieron una alianza con el movimiento obrero y se formaron “batallones rojos” para combatir los villistas, a cambio de obtener una legislación que protegiera a los trabajadores al triunfo de la guerra: que se traduciría, posteriormente, en el nuevo artículo 123 constitucional.
Sin embargo esta relación tuvo enfrentamientos, ya que las huelgas desatadas durante 1916, como acción directa para lograr sus derechos, y la crisis económica del país después de los años de guerra, obligaron a Carranza a amenazarlos con el fusilamiento por alterar el orden, prohibiendo las huelgas.
En 1917, en ocasión del Segundo Congreso Obrero, se enfrentaron las tendencias anarcosindicalistas y las de “entendimiento y negociación”; esta última sostenida por Luis N. Morones, líder del sindicato de electricistas, quien permanecería como el gran dirigente nacional hasta 1938, con la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM).
LAS NUEVAS ORGANIZACIONES POLITICAS
Concluida la victoria sobre las demás facciones revolucionarias y establecidas las bases legales con la nueva Constitución, emergieron nuevas organizaciones políticas. Los nuevos “partidos políticos” eran grupos reunidos en torno a un caudillo, o un interés común como el Partido Agraristas; con pocas excepciones, estos organismos desaparecían una vez llevadas a efectos las elecciones. El Partido Liberal Constitucional (PLC), había estado en mente de Obregón y Benjamín Hill, desde la convocatoria al Congreso Constituyente de 1917, para agrupar ala tendencia radical que haría las principales reformas con los artículos 3°, 27° y 123°. El PLC seria la expresión política del obregonismo desde 1916. Por otro lado, y como la herencia de las añejas tradicionales gremialistas y mutualistas, se fundó el Partido Nacional Cooperativista, en 1917; mientras que la recién fundada CROM crearía el Partido Laborista. Para 1919, con la influencia soviética norteamericana, se fundaría el Partido Comunista Mexicano; mientras que los zapatistas fundaron el Partido Nacional Agrarista en 1920.
En el interior del país se integraron numerosas organizaciones políticas regionales, como el Partido Socialista del Sureste, el Partido Socialista Agrario de Campeche, el Partido Socialista Fronterizo, el Partido Laborista del Estado de México, el Partido Socialista del Trabajo del Estado de Veracruz y el Partido del Trabajo de Puebla. Siguiendo la tradición democrático liberal de fin de siglo, aparecieron la Confederación de Partidos Revolucionarios Guanajuatenses, el Partido Liberal Yucateco, el Partido Liberal Independiente, el Partido Nacional Civilista y el Partido Nacional Antimilitarista; todos ellos trataron infraestructura de arrebatar la política a los militares.
LA CAMPAÑA ELECTORAL DE 1920
Carranca que había sido presidente municipal, Gobernador interino y Senador porfirista, se ha señalado que representaba una corriente que proponía el regreso al viejo orden liberal del siglo XIX; mientras que Obregón representaba al grupo de radicales que había reformado la Constitución, incorporándole el concepto de Justicia Social, que había faltado en 1857, a pesar de las demandas de Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Ponciano Arriaga y otro liberales radicales.
El 1 de junio de 1919, Obregón que había permanecido retirado de la vida pública desde 1917, lanzó un manifiesto a la nación en el que proponía como candidato a la Presidencia y acusaba al gobierno por su falta de moralidad y por no haber logrado consolidar la paz en el país; situación de la cual enteró mediante un telegrama a Carranza; quien, en respuesta, impulsó la candidatura de un miembro civil de su gabinete, el ingeniero Ignacio Bonillas, con el que pretendía acabar con el militarismo y, para la conciencia de lo obregonistas, perpetuarse en el poder como la habría hecho Porfirio Díaz en 1880, para volver a gobernar en el periodo siguiente.
Para lograrlo, impulso un manifiesto que fue firmado por 16 gobernadores y algunos generales. Los maderistas se unieron al conflicto al integrar una Liga Democrática, que lanzo la candidatura del general Pablo Gonzales, con lo que desapareció el apoyo militar. Carranza complico la lid y confirmo las sospechas de los militares al perseguir a Obregón, que realizaba su campaña en la ciudad de México, por lo que el general busco el apoyo de los ferroviarios y los zapatistas, ocultándose en Guerrero; era claro que el cambio se daría por medio de las armas.
EL PLAN DE AGUA PRIETA

El gobernador del estado de Sonora, el general Adolfo de la Huerta, inicio la rebelión del ejército contra Carranza, acusándolo de violar la soberanía del estado libre y soberano al realizar movilizaciones de tropas al margen estatal, lo que violaba las garantías individuales y ponía a la entidad bajo sitio.
Se desconocía a Carranza como Presidente de la República y se anunciaba que una vez derrocado  el gobierno, se nombraría un presidente provisional y se convocaría a elecciones.
El levantamiento se generalizo y fue impulsado por el ejército; contó con el apoyo de los ferroviarios, que contribuyeron a impedir la fuga del gobierno  carrancista. La rebelión cundió a todo el país, siendo sus dirigentes Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles. Carranza busco trasladar su gobierno a Veracruz, como lo había hecho antes, frente a la amenaza de los ejércitos campesinos, en 1914; lo que no pudo cumplir, ya que las tropas insurgentes le bloquearon el paso hacia el puerto, en una rebelión que se inició desde la estación de tren en la villa de Guadalupe en la capital.
El desorden fue general, de un contingente a bordo de 20 trenes cargados, incluso con los escritorios de los burócratas, para la tarde la comitiva presidencial se integraba de una pequeña columna de fieles seguidores  que se internó en la Sierra de Hidalgo.
Fue asesinado el día 21 de mayo de 1919, por tropas de Rodolfo Herrero. Lázaro Cárdenas, que había sido enviado para capturar con vida, no pudo llegar a tiempo por dificultades al cruzar el rio.
El cuerpo de Carranza, quien había logrado aglutinar a todas las fuerzas nacionales contra el porfiriato, en manos del dictador Victoriano Huerta; crear una nueva constitución; contener al imperialismo  y fijar la autodeterminación de los pueblos con su política exterior, en plena Guerra Mundial, fue recibido en la ciudad de México por el cuerpo diplomático acreditado en el país y sepultado en una fosa 3ª clase en el Panteón de Dolores; mientras que en el Congreso presuroso nombra a Adolfo de la Huerta como Presidente Provisional, que debería convocar a elecciones y entregar el poder el 30 de noviembre de 1920.   


No hay comentarios:

Publicar un comentario